A contramano

El trío acaba de completar "Radiolarians", un proyecto que dio como resultado tres discos, otra forma de hacer música y una nueva visita a nuestro país. John Medeski cuenta cómo es nadar contra la corriente.



TEXTO MARTIN SANTORO

El idioma inglés suele presentar palabras que portan en sí significados tan antagónicos como complementarios. “Play” implica tanto “ejecutar” como “jugar”. Una palabra, dos conceptos y la definición perfecta para lo que hacen Medeski, Martin & Wood con la música. Desde hace 20 años, la banda neoyorkina revitaliza el jazz, evitando el tedio academicista para presentarse como aventureros sonoros. “Lo más lindo del mundo es salir sin ningún tipo de ensayo previo y simplemente tocar y crear ahí, en el momento”, cuenta el pianista con una sonrisa.

Su último trabajo se gestó en medio de un proceso que parecía ir casi a contramano de los cánones de la industria. Primero compusieron las piezas, luego salieron de gira para pulirlas sobre el escenario y finalmente entraron al estudio para plasmar el resultado. Este proceso generó tres sets, tres giras y tres discos. Crear, tocar, grabar y repetir: en medio de esta vorágine, el trío logró capturar canciones con una frescura y vitalidad inmejorable, explotando su genio creativo en cada etapa.

¿Por qué eligieron este camino para “Radiolarians”?
¡Porque podemos! (risas) Ahora somos nuestra propia compañía discográfica y pensamos que sería una buena forma de hacer el disco. El principal motor era escribir mucha música. Queríamos desarrollar un set nuevo para cada gira y no tocar lo mismo de antes. Después pensamos que estaría bueno escribir estas canciones, pero dejándoles un final abierto y pulirlas en la gira. Apuntamos a que el trabajo de estudio fuese rápido y prácticamente en vivo.

La banda realmente se destaca sobre el escenario, logrando una dinámica de improvisación en vivo que ya es su estampa. ¿Cómo traducen esa frescura a un contexto contenido como es el estudio?
Esa es una gran pregunta… y muy difícil de responder. No creo que se pueda. A lo sumo capturás un momento o versión particular. La frescura está en la forma de encararlo y de tocar. Tiene la ventaja de ser un ambiente controlado que da paz y permite que te concentres más en los detalles. A veces el público puede ser hasta molesto, por ejemplo cuando alguien grita algo en medio de una canción. Hay dos caras realmente. Por un lado, no te distraés con lo que pasa a tu alrededor pero, a la vez, tampoco te podés alimentar de eso de para inspirarte. El éxito está en capturar la frescura de lo que hacemos en vivo y combinarlo con lo pulido del estudio.

Después de casi 20 años juntos, ¿cómo mantienen las cosas frescas y creativas?
Todos tenemos proyectos paralelos en donde también crecemos. Además, somos afortunados de no haber tenido ningún hit en la radio, así no estamos “forzados” a tocarlo todo el tiempo. Veo bandas donde los miembros ni siquiera se hablan y viajan separados. Para mí, la música no se trata de eso. Nosotros seguimos disfrutando estar y tocar juntos. Incluso, estos últimos años tal vez han sido los más creativos de nuestra carrera, así que no veo por qué frenar. En cuanto dejemos de crecer, nos dedicaremos a otra cosa.

¿Qué puede esperar el público para este show en Buenos Aires?
La última vez que vinimos todavía estábamos desarrollando el tercer volumen, así que va a estar bueno cerrar el ciclo. De todos modos, pueden esperar lo inesperado. Con la música, hay que estar preparado para embarcarse en un viaje, con la mente bien abierta.



*Esta nota salió publicada en la edición de mayo 2010 de la revista G7

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