Un artesano

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Julien Vallée es uno de los diseñadores más destacados de la actualidad. Nació en Canadá pero su trabajo con gigantes de la talla de MTV o The New York Times recorrió el mundo. A su vez, inquieto y prolífico, realizó exposiciones por toda Europa y alzó los premios más destacados de su rubro.

TEXTO MARTIN SANTORO





Considerando que sos una especie de “artista total”, ¿cómo te definirías y a tu trabajo para alguien que no te conoce?
Siempre es difícil responder este tipo de preguntas porque estoy constantemente tratando de evolucionar a través de mi trabajo y trato de no quedarme atrapado en la misma esfera de comodidad donde todo es lo mismo de principio a fin. Me gusta probar nuevas cosas y cambiar mi acercamiento o enfoque sobre el diseño en cada proyecto.

Como diseñador gráfico, se tiene a trabajar mucho directamente con la computadora. Para mí es principalmente una herramienta y la uso solo cuando es necesaria en el proceso. En los últimos años estuve trabajando mucho con materiales, usando espacio para crear composiciones tangibles. Principalmente, he estado experimentando con papeles, ya que es un material muy fácil de manipular y rústico. Me gusta crear fantasía en mi imagen, tratando de fijar un momento particular en el tiempo donde el observador puede imaginar qué paso antes y que va a pasar después de este momento.

¿Cómo comenzó tu pasión por el diseño?
Creo que comenzó hace unos años, cuando estaba en la universidad estudiando multimedia. Las clases que teníamos eran muy diversas: iban de programación web a montaje de video, grabación de audio, programación para DVD o soportes interactivos y también diseño gráfico. Desde el principio se volvió claro para mí que estaba más interesado en la comunicación visual. Encontré que el proceso de concepción del proyecto era muy inspirador y sentí que era una forma interesante de pensar y expresar opiniones sobre diferentes tópicos, situaciones o eventos a través de trabajo personal y por encargo.

Por eso mismo, fui a especializarme en diseño gráfico por tres años en Montreal y París, donde pasé por diferentes etapas, experimentando diversos materiales, medios y dispositivos. Desde hace dos años vengo trabajando tiempo completo como diseñador y director freelance y realmente me gusta entrelazarme entre estos diferentes medios. Amo ponerme en contacto con cada aspecto del ambiente para crear un puente entre el arte virtual y manual.

¿Cuál fue la lección más importante que aprendiste en esa etapa de formación?
Creo que una de las cosas más valiosas que aprendí como diseñador es estar informado elegir para quién vas a trabajar, qué estás promocionando o vendiendo. Me di cuenta del impacto que tenemos en la sociedad y que nuestra profesión es una herramienta muy potente, que realmente puede manipular a la gente. Por eso mismo es muy importante tomar decisiones basadas en tus valores personales como consumidor más que como diseñador. Como la mayoría de nosotros, he estado trabajando para compañías que están en contra de mis convicciones y creo que es importante aprender a no hacerlo otra vez.

Ciertamente tenés una estética muy particular, principalmente por tu manejo de las formas, colores, tipografías y su fusión. ¿Cómo desarrollaste tu propio estilo? ¿Fue algo planeado o se generó naturalmente?
Creo que dejar la computadora de lado me ayudó a volver a lo básico, usando formas simples y creando manualmente tipografías con distintos materiales. Si miro dos años atrás, mi único deseo era realmente concentrarme en la dirección que yo quería desarrollar a través del diseño. Creo que nunca planeé que fuera de esta manera, pero necesitaba hacer algo diferente de lo que había aprendido en la universidad y quería entretejer diferentes disciplinas como arte, diseño, arquitectura o el video.

¿Considerás que lo más importante es aprender haciendo o que, por el contrario, una educación formal es necesaria?
Creo que aprendí muchísimo de lo fundamental durante mis estudios. Se le recomendaría a cualquiera que quiera iniciarse en el diseño. Hay muy pocos autodidactas que son capaces de formarse a sí mismos desde cero, en este y en cualquier campo. Lo importante que se aprende como estudiante es a experimentar. Después, está en uno empujar tan lejos como se pueda. Una vez que se aprende lo básico, el resto es se desarrolla haciendo. Es una pena que, en diseño gráfico, la mayoría de la gente tiende a pensar que la experimentación debería quedarse en la escuela y que no hay lugar para equivocaciones en el campo profesional. Creo que cuanto más tratás, más errores cometés pero más se aprende de ellos.

Entonces, en tu opinión, ¿qué hace a un buen diseñador gráfico?
Esa es difícil… La profesión ha evolucionado en los últimos diez o quince años, con una tecnología en constante crecimiento y el hecho de que nuestra profesión está estrechamente ligada a eso. Creo que un buen diseñador logra mantenerse alejado de las herramientas preformateadas que ofrece la tecnología. Debe pensar diferente trabajar en su propio proceso creativo, aquel que le funciona a él y que lo lleva a hacer algo diferente. Una cosa es ser creativo y otra es innovar.

¿Sentís el uso de la computadora en el diseño “deshumaniza” el proceso?
No estoy en contra del uso de la computadora. Yo mismo la utilizo y es una herramienta poderosa. Con ella, algunos pueden crear algo de la nada. Eso no funciona para mí. Necesito sentir las cosas, trabajar manualmente. También es una cuestión del mismo proceso. Yo prefiero dejar la máquina para después.

Por el gran caudal de trabajo que realizás, debe ser un gran desafío seguir innovando en todos los proyectos. ¿Cómo es tu proceso creativo?
Creo que siempre hay guías no oficiales que sigo como proceso, pero suelen cambiar de un proyecto a otro y creo que esa es la diversión. En algún punto creo que cambiar la manera en que trabajamos para cada proyecto ayuda a probar cosas nuevas, reciclarnos y evitar quedarnos en esa esfera de comodidad. Para mí, librarme de mis hábitos y ser inestable ayuda a moldear mi creatividad. Si todo está planeado de principio a fin entonces es solo producción. Lo único que sé cuando comienzo un proyecto es que hay un resultado al final.

Dependiendo del tiempo que tengo para trabajar en el proyecto, me permito mantener el proceso creativo andando hasta la última etapa. A veces, cuando entro en la parte de la producción de un trabajo particular, me doy cuenta de algunas posibilidades que no pensé durante la reflexión inicial. No me molesta empezar todo de vuelta si siento que le hace bien al proyecto.

¿Qué consejo le darías a alguien que está empezando?
Asegurate de trabajar para organismos, eventos, clientes y causas en las que realmente creas. Tus palabras hablan a través de lo visual. Que sean fuertes y claras.


Para conocer más sobre el trabajo de Julién Vallée, visitar www.jvallee.com


*Esta nota salió publicada en el sitio de la revista G7, www.revistaG7.com

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¿Qué tiene que ver esto con el rock? Nada realmente... pero es interesante conocer gente creativa de todos los ámbitos y me parecía piola subir esta nota.

La gira perpetua

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Es uno de los grandes referentes de la Rock & Pop, con programas históricos como “Tiempos Violentos” o el actual “Apagá la tele” en su haber. Además, participa como periodista musical en “Cuál es”, conducido por a Mario Pergolini. Acaba de editar “El circo del rock”, un libro donde cuenta sus experiencias de vida en el medio y el detrás de escenas de entrevistas con las principales figuras del rock mundial.

TEXTO MARTIN SANTORO
FOTO NORA LEZANO





Considerando que estás acostumbradísimo a ser el entrevistador, ¿te incomoda estar del otro lado?
La verdad es que no. De hecho, me divierte. También resulta interesante ver qué cosas me preguntan y qué no, más allá de las preguntas que “hay que hacer”. Además, te da la posibilidad de expresarte otra manera y desde otro lugar.

Después de tantos años de carrera, ¿qué te llevó a escribir el libro en este momento? ¿Se podría ver como una suerte de “balance”?
Era una fantasía que tenía desde hace tiempo y el año pasado surgió la posibilidad concreta de publicar el libro, cuando ya tenía más o menos delineado en mi cabeza cómo quería hacerlo. Siempre comentaba la idea con amigos, pero cuando surgió la oportunidad real, ahí me puse a escribir.

Más allá de que ya tenías algo delineado en tu cabeza, no es lo mismo sentarse y acomodar los datos, fechas, nombres, escribir, editar y demás. Ciertamente es un trabajo laborioso. ¿Te divirtió el proceso?
De todos los trabajos que hice, escribir siempre fue el que más me costó porque es donde se nota mayormente mi vagancia. Tal vez la radio es más espontánea en ese sentido. Escribir implica sentarte, concentrarte y dedicarle tiempo. Una vez que superé eso, me resultó divertido. Iba escribiendo de a poco, concentrándome en un capítulo a la vez, y hasta que no lo terminaba, no arrancaba el otro. Ese proceso duró varios meses.

¿También te divirtió editarlo o una vez escrito, lo entregaste y quedó en otras manos?
Yo tenía la fantasía de la editorial, el intercambio de ideas… y la verdad que no sucedió así. Una vez que terminé de escribir el libro, lo entregué y listo, no hubo cambios, más allá de correcciones puntuales. En un 99% quedó como yo lo había entregado, así que esa fantasía quedará para otra oportunidad.

¿Ya estás pensando en un segundo volumen o por ahora te estás concentrando exclusivamente en este?
Estamos pensando que, si funciona bien, es probable que el año que viene presentemos algo más. Pienso igual que con la música, donde se edita un disco y si va bien, al año lo vuelven a sacar con un dvd o bonus tracks. En ese sentido, la idea que tengo es hacer una versión extendida y agregarle unos capítulos, cambiar la tapa, retocarlo y reeditarlo para la feria del libro. La idea original era tenerlo listo para la feria de este año, pero no llegué, así que veremos qué se puede hacer para la próxima.

Una de las cosas más interesantes del libro, además de tu experiencia, son las grandes figuras que te tocó entrevistar, como Kiss, Mick Jagger y demás En el proceso, ¿fuiste desarrollando unas “reglas de etiqueta” a la hora de hacer una entrevista con personalidades como esas?
En general los encuentros son muy breves. Tenés una nota pautada y en media hora resolvés la entrevista. No suelo prepararme mucho, salvo que sea una figura muy importante como Mick Jagger, donde voy con algo más o menos diagramado para tener una guía, más allá de que después la nota te lleve a otro lugar.

Además, entrevistar a ese tipo de figuras es algo que se da muy pocas veces en la vida. En ese sentido, ¿hay alguna nota que no salió como esperabas y te gustaría hacerla de vuelta?
Por un lado, pienso que antes de volver a entrevistar a alguien, prefiero hacerlo con un músico que todavía no haya conocido. Si tuviera que elegir entre los que me faltan, creo que sería a Robert Plant o a Jimmy Page, de Led Zeppelin. De todos modos, se me ocurren muchísimos más. Últimamente estuve pensando mucho en Axl Rose y a los de The Clash que quedan vivos. En cuanto a rehacer una nota, elegiría a Coldplay porque hace unos años viajé para entrevistarlos y me falló el grabador. Sería más por eso que por el artista en sí. Hay bandas que amo, como Kiss, que tuve la suerte de entrevistar varias veces.

En esos casos, ¿te cuesta separar al Gustavo fan del periodista?
Antes me costaba más. En general, en esos casos suelo guardar mis impresiones personales para no fastidiar a los músicos contándoles mis historias. Tal vez me tomo esas licencias con artistas que, para mi, fueron muy importantes pero que no son figuras estelares.

¿Se te cayó algún ídolo haciendo una entrevista?
No, uno va aprendiendo cómo son los artistas. Una banda que me gustaba mucho y me decepcionó fue System of a Down. Hace unos años, cuando fue la primera entrega de los Premios MTV en Miami, viajé para hacer una nota con Serj Tankian, que era el cantante, y me trató bastante mal, con una pésima predisposición. Más allá de eso, trato de no desilusionarme con los músicos en persona y mantengo la imagen de los discos o arriba del escenario.

¿Por qué el periodismo de rock es una profesión tan bastardeada? Parece haber demasiados improvisados en el medio.
Es probable, pero creo que debe darse en todos los ámbitos. En definitivita, me parece que las diferencias se van estableciendo y no todos llegan al mismo lugar y ni tienen las mismas experiencias. Supongo que en el deporte pasará exactamente lo mismo

Como si hubiera una especie de “selección natural”…
Claro. En el caso de la música, no es un género que tenga una difusión masiva en televisión, por ejemplo. No hay grandes periodistas musicales en ahí porque no hay grandes espacios musicales en ese medio. Entonces, a veces te fastidia que ante una visita de los Rolling Stones o U2, el referente de Canal 13 sea Catalina Dlugi, que no tiene la más mínima idea.

De todas maneras, me molesta mucho más no tener un mayor espacio de importancia en los medios que la existencia de Dlugi. Siento lo mismo con los canales de cable. Salvo el Bebe Contepomi, no hay ningún programa que sea referente, más allá del resultado final o la opinión que tenga cada uno del trabajo que él hace.

Eso se ve claramente con la desaparición de contenidos musicales en los mismos canales de música. Ahora ponés MTV y hay más programas que videos, y ninguno tiene a la música como protagonista.
Totalmente. Me frustra mucho más eso: la falta de espacio, especialmente en la televisión, que es el medio más popular para acceder a la gente. Por suerte la radio y gráfica todavía le da espacios importantes.

Yendo a la radio, que es tu medio principal, ¿sentís que hay una falta de renovación, donde no hay lugar para una generación que ahora está en sus 20s?
Si, la verdad que sí.

Incluso pensando en la Rock & Pop: la mayoría del público o target de la radio tiene la mitad de la edad de los conductores…
No sé si es tan así, porque tenemos una base de oyentes muy amplia. Rock & Pop es la única radio en su estilo que sobrevive y perdura a través del tiempo. De todas formas, es cierto que no hay una renovación. Casi todos, cuando empezamos en la radio, estábamos en nuestros veintes y da la sensación de que en algún momento ese espacio existió y ahora no. Tal vez el estatus de leyenda que tiene la radio impida el paso para nuevas voces pero, por otro lado, no siento que haya generaciones jóvenes que estén empujando. Tal vez me equivoco y sea así justamente porque no existen esos espacios o no tienen oportunidad de hacerlo, pero desde acá no me doy cuenta que eso esté sucediendo.

Supongo que la falta de exposición se combina con que las figuras consagradas están tan consolidadas que ya son inamovibles.
Se da un poco de las dos cosas, pero es verdad que no hay una renovación. Incluso yo sigo siendo visto como parte de una generación de probable recambio y hace 15 años que estoy en la radio.

En el libro contás cómo Mario Pergolini te tuvo fe al principio, cuando arrancaste. ¿Vos estás atento a nuevos talentos?
Mas o menos realmente, porque no tengo mucho contacto. Muy pocas veces conozco gente que está interesada por trabajar en radio. Admito que cuando me llega un demo o algo así, no tengo el talento para “descubrir” un diamante en bruto. Me falta la capacidad de ver más allá. En este caso me pasa lo mismo. Cuando escucho las radios alternativas o estudiantes, es tanta la diferencia que yo no alcanzo a ver el potencial. Eso también es una deficiencia mía.

Hoy en día, ¿qué es más difícil, llegar o mantenerse?
Hoy creo que es mucho más difícil llegar. También es complicado ir subiendo escalones. Hace muchos años que estoy en la radio y se puede decir que me estoy manteniendo, dependiendo de las expectativas de cada uno. Creo que la falta de renovación a la que vos hacías referencia tiene que ver justamente con eso. Los que están se mantienen y no quieren largar.

¿Qué consejo para alguien que quiere vivir de la radio y el periodismo musical?
Me atrevería a decir que es fundamental tratar de destacarse por algún lado. Hay que buscar cuál es el espacio que hace falta cubrir. En mi caso fue ese rol de “periodista especializado”. Hay que tratar de ubicarse y proponer algo diferente. Muchas veces pasa que se ofrece lo que ya está y eso quita brillo. Diferenciarse es clave.


*Esta nota salió publicada en el sitio de la revista G7, www.revistaG7.com

Mercury Rev: Opus 40

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Fusionando culturas

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Daisuke “Dice” Tsutsumi es el Director de Arte de Pixar, la compañía de animación más importante del mundo. Además, realizó diversas novelas gráficas aclamadas mundialmente, así como pinturas en óleo, presentadas en principales museos de Europa. Hablamos con esta usina de creatividad para conocer a la persona del artista.

TEXTO MARTÍN SANTORO





¿Cómo comenzó tu pasión por el dibujo?
Siempre me gustó dibujar, pero nunca pensé que era un buen artista. Había tantos chicos a mi alrededor que podían hacerlo mucho mejor… Además, yo era un fanático acérrimo del baseball y jugué toda mi vida mientras crecía. Nunca pensé que me ganaría la vida como artista. Cuando fui a Estados Unidos por primera vez, para ir a la universidad, mi inglés no era suficientemente bueno como para tomar otras clases que no fueran de arte. Una vez ahí, realmente me gustaba dibujar y pintar. Así es como arranqué.

Más allá de esta cuestión circunstancial, ¿por qué te inclinaste hacia las artes visuales?
No estoy seguro. Todos en mi familia son escritores: mi padre y mi hermana hacen no-ficción y mi madre es poetiza, de modo que no sé por qué me incliné más por lo visual que por lo literario. De todos modos, también estoy interesado en eso. Algún día me encantaría escribir e ilustrar mi propia historia.

¿Por qué pensás que tu arte es tan atractivo para alguien en Estados Unidos, Japón o Argentina?
No sé si mi trabajo es atractivo en todos lados, pero sí obtengo respuestas similares de de las personas en lugares distintos del mundo. Tal vez pasa porque nunca trato de ser un artista que no soy. En otras palabras, me mantengo fiel a lo que amo y siento, a diferencia de lo que otros esperan de mí.

Hay una equivocación al considerar que uno tiene que crear su propio “estilo original” para tener éxito. Creo que eso puede ser malinterpretado por muchos artistas jóvenes. Tu originalidad solo viene de vos y eso es algo que no podés crear ni ocultar. Si te mantenés fiel a vos mismo y seguís lo que te interesa, en vez de lo que quieren los demás, entonces tu originalidad se va dar naturalmente. Personalmente, no quiero tener mi propio “estilo” porque busco seguir evolucionando y aprendiendo cosas que me gustan.

Habiendo nacido y crecido en Japón, pero educado en Estados Unidos tenés un poco de cada mundo. ¿Considerás que tu educación oriental y occidental se complementa a la hora de crear?
Totalmente. Estoy muy entrenado en el arte occidental pero, de alguna manera, mi identidad japonesa emerge a través del arte. La naturaleza gráfica del Manga (comic japonés) o incluso Ukiyoe vive en mis genes.

¿Qué representa para vos ser Director de Arte en Pixar?
Trabajar para un film animado es un desafío tremendo. Uno colabora con muchísimos otros artistas talentosos: algunos son ilustradores visuales, otros animadores o técnicos en computación, etc., pero todos son súper talentosos y ese es un ambiente fantástico para crecer. Eventualmente me encantaría usar esta experiencia para hacer algo propio. En este momento, como Director de Arte, mi principal tarea es ayudar al director a lograr la mejor imagen para su film. Disfruto el desafío pero, al mismo tiempo, me encantaría contar mi propia historia en algún futuro.

¿Qué te atrae de los films animados?
En este momento, el trabajo en animación es un gran terreno educativo para mí. Me ayuda a convertirme en un mejor artista. Todavía tengo que ver cómo puedo usar esta habilidad para lo que realmente quiero hacer. Puede ser una película, un libro para chicos o una galería de pinturas.

Por tu contexto laboral, el trabajo en equipo es algo casi esencial. En tu caso, ¿es algo a lo que te acostumbraste o preferís trabajar así en vez de hacerlo por tu cuenta?
Amo trabajar en equipo. Trae un montón de desafíos, pero cuando las cosas hacen “clic”, uno puede crear algo magnífico que tal vez nunca lograrías solo. Crecí practicando deportes en equipo y tal vez es por eso que amo el esfuerzo de grupo. De todos modos, esto no implica que no disfrute trabajando solo. Hago mis ilustraciones solo, en casa. Me gusta mucho la libertad y el control que te da ese contexto también.

A pesar de que tenés un trabajo muy demandante, seguís ilustrando por tu cuenta, llevando adelante proyectos como novelas gráficas y demás. ¿Cómo hacés para separar tu labor personal de la que realizás para Pixar y, al mismo tiempo, mantenerte creativo en todos los frentes?
Eso es algo que dicen todos mis amigos: siempre haciendo dos o tres trabajos de tiempo completo (risas). Ahora que estoy casado, a mi mujer no le gusta tanto que esté siempre con algo, corriendo para todos lados, especialmente considerando que muchos de mis proyectos no representan ganancias monetarias. De todos modos, es algo que me gusta hacer. Nuevamente: para mí, trabajar en Pixar es una gran educación. Pero todavía necesito crear mi propio trabajo o hacer algo “inspirador”. Como muchos otros artistas, para mí, la inspiración es la clave de la supervivencia.

¿Qué te inspira?
Muchísimas cosas: la naturaleza, lo cotidiano… pero por sobre todo, la gente.

¿Qué consejo le darías a alguien que está comenzando su carrera?
Le diría que se apasione por lo que hace y nunca se enrede en “el producto final”. Si amás lo que haces, el resultado siempre va a ser menos importante que el proceso. Tu éxito puede no ser lo que los demás te dicen que es.

Para conocer más sobre su trabajo, visitar www.simplestroke.com


*Esta nota salió publicada en el sitio de la revista G7, www.revistaG7.com

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Idioma universal

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Un argentino y tres británicos conforman The Draytones, una de las bandas más interesantes de la nueva escena mundial. Tras sus presentaciones en las Islas Malvinas y en La Trastienda bonaerense, hablamos con Gabriel Boccazzi, guitarrista, cantante y la fracción nacional de la banda.

TEXTO MARTÍN SANTORO





¿Cual es el concepto detrás del “Friendship Tour”?
Fue un desprendimiento de la idea de ir a tocar a Malvinas y de nuestra formación cosmopolita. Es la música yendo a buscar el encuentro entre las personas, más allá de las ideologías políticas o religiosas. No es la intención enarbolar ninguna bandera pacifista, pero es una consecuencia directa de lo que naturalmente somos.

¿De dónde surgió la idea de ir a tocar a Malvinas?
Al principio, la idea de ir a tocar a Malvinas nació como un juego, esas cosas que uno desea sin pensar si realmente se puede hacer realidad o no, hasta que hace poco más de un año recibimos un mail de un ex combatiente, Gabriel Sagastume, que había visto el parche de nuestra batería con las dos banderas integradas (la bandera de la unión y la bandera argentina). Nos agradecía por la emoción que le producía el logo y nos deseaba que algún día pudiéramos ir a tocar a las islas como un pequeño aporte en la integración cultural y a un proceso de pacificación. Eso nos envalentonó a tomar en serio la idea de hacer la gira.

¿Cómo lo tomó el público local?
Nos recibieron muy bien. Al principio hubo que vencer algunas barreras ya que en el Pengüin News, el diario local, una editorial había sugerido que, por la cantidad de personas que nos acompañaban (nuestros managers, el staff técnico y un equipo de documentalistas), íbamos con intenciones políticas. Por suerte se dieron cuenta que nuestra visita era únicamente artística y se relajaron… al punto que hasta nos empezaron a abrir las puertas no solo de los bares sino de sus casas para que hiciéramos sets privados.

¿Cuál es el recuerdo más grato o la lección más importante de su paso por allá?
Todo. La gente, los paisajes. Tantas historias… Fue una experiencia inolvidable. La lección más importante fue, quizás, haber aprendido de Gabriel Sagastume el amor por la vida. Hace 27 años, Gabriel estuvo enfrentando a casi todas las miserias humanas juntas. Es el sobreviviente de una locura y, sin embargo, era el más centrado de todos los que estábamos allá. Fue como un cable a tierra, un padre cuidándonos. Entre tantas emociones contrapuestas, lo buscábamos con la mirada y lo encontrábamos riendo o bailando. Entonces supimos inmediatamente que nuestra visita a las islas estaba bien, que estábamos haciendo lo correcto.

¿Les molesta que los medios, en general, antes de definir a la banda por su estilo musical lo hagan por sus nacionalidades?
No, para nada. Lo importante es que se valore y disfrute la calidad de nuestra música. Al fin y al cabo, nosotros mismos interponemos el “anglo-argentina” o “argentino-británica” al nombre de la banda.

En ese sentido, ¿se puede decir que lo toman y convierten en un rasgo diferenciador?
Sí, todas las bandas tienen un rasgo que las hace distintas. Nosotros tenemos nuestro origen. Nos enorgullece ser esto, una banda que honra sus raíces.

¿Consideran que la música es un resultado del abrazo de distintas culturas o trasciende los bagajes de cada uno?
Nosotros, los cuatro Draytones, somos ese abrazo entre culturas, y la música una amalgama que trasciende nuestros bagajes.

¿Cómo es trabajar con las distintas idiosincrasias, tanto dentro de la banda como del público?
Por suerte todo fluye libremente, la música habla su propio idioma. En cuanto a las distintas idiosincrasias, la única diferencia entre los chicos británicos y yo es que ellos llegan puntuales a todos lados (risas).

Su sonido remite a los 60s beat y mod de Inglaterra, con guiños a los Kinks, por ejemplo, pero también hay un elemento que los vincula a los primeros Gatos, para arrimar las dos orillas. ¿Qué los atrae de ese estilo?
Lo que nos atrae más que nada es la eficiencia de una estructura simple, el sonido crudo de los instrumentos, la complejidad de las armonías vocales, el cuidado de las melodías, el color y la alegría. Las bandas que más nos influenciaron son muchísimas, entre las que están los Kinks, The Who, Los Gatos Salvajes, The Beatles

¿Cómo fue trabajar a la par de un referente absoluto como Paul Weller?
Fue un verdadero honor que nos haya elegido para acompañarlo en su gira británica. Es una persona de perfil muy bajo y, hasta me atrevo a decir, un poco introvertido. También fue una experiencia para nosotros haber tocado, como consecuencia de eso, en los mejores teatros del Reino Unido con un equipo técnico de punta que nos permitió oír nuestra propia música con una amplitud y calidad de sonido que hasta ese momento sólo habíamos tenido en algunos mega festivales como el Summer Sonic en Japón.

Su crecimiento fue exponencial y en muy poco tiempo. ¿Estaban preparados para tanto tan pronto?
No, no estábamos preparados. Igual, no fue tan pronto tanto (risas).

¿Qué es lo mejor y lo peor del rol de “gran promesa de la música”?
No creo que seamos una “gran promesa de la música”. Más que prometer nos gusta hacer realidad. Y esa realidad es llevar nuestra música a quién quiera oírla o bailarla, sobre todo a lugares tan cercanos como Japón o las Islas Malvinas (risas).


*Esta nota salió publicada en el sitio de la revista G7, www.revistaG7.com

Spinetta y las bandas eternas

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Claramente hay un antes y un después de lo vivido en el estadio de Vélez. Esa sensación inigualable de estar viendo algo absolutamente histórico, donde la realidad está a la altura de la leyenda, es realmente insoslayable. A este gigante emocional traté de dedicarle mi columna de hoy.




Ariel Minimal & Amigos en el ZAS

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ARIEL MINIMAL
5 de diciembre 2009
C.C. ZAS

Una firme muestra de la musica que sí importa en esta tierra.

El MySpace de Ariel Minimal.

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