Caballo loco

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Cuando sea grande quiero ser Neil Young de joven...


Nuevos caminos

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Juan Subirá es mucho más que el tecladista de Bersuit Vergarabat. Por más de 20 años sus composiciones han engalanado cada disco de la banda. Ahora acaba de editar su primer trabajo solista, “Fisura expuesta”, y no parece tener ganas de parar.

TEXTO MARTIN SANTORO

¿Por qué el título “Fisura expuesta”? Ciertamente transmite una imagen fuerte.
Para mi tiene mucho que ver con la elección de las canciones. Cuando yo empecé a pensar en el disco, hace dos años, sentí la necesidad de encontrar un lugar para poder mostrar este tipo de composiciones, que eran difíciles de ubicar en Bersuit justamente por el peso y el contenido. Si bien, históricamente, dentro de la banda tuve canciones “pesadas”, sentía que no era el contexto más adecuado. Entonces empecé a pensar en un disco con un concepto donde pudiera ubicar estos temas y, de alguna manera, expresar una identidad a través de eso. De ahí viene el título.

Siendo que la banda no era el vehículo adecuado, a la hora de componer, ¿vos separabas qué era para Bersuit y qué era mejor guardarlo para otro proyecto?
La verdad que si, hay muchas canciones en las que pensé eso, si bien Bersuit nunca fue una banda muy determinada en su estilo y es bastante variada. Dentro de un disco podés encontrar de todo. Casi todas estas canciones son bastante antiguas. A través del tiempo fueron viviendo varias situaciones. Muchas fueron quedando en el camino a la hora de elegir temas para los discos o incluso se pensaron para otros proyectos. Lentamente, se fue conformando ese repertorio.

¿La decisión de sacar este disco se dio en forma natural o generó un peso que tuviste que cargar?
Obviamente, cuesta tomar este tipo de decisiones por varias razones. Una es que a tus compañeros puede no gustarles. La otra es que te tenés que hacer cargo de un montón de cuestiones de forma personal. De todos modos, esa fue la idea: elegir las canciones, producir, buscar mi propio sonido, etc.

Indudablemente es un rol mucho más protagónico, con todas las responsabilidades que eso conlleva.
Exacto. Entonces busque un poco eso. Cuando empecé a manejar esta idea y en mi cabeza estaba más “redonda”, lo primero que hice fue comentarles a mis compañeros que quería hacerlo, que me entusiasmaba mucho.

¿Lo aceptaron de inmediato o fueron medio reticentes a la idea?
Por suerte los chicos me acompañaron. Incluso tocaron en el disco, me prestaron instrumentos… Todos participaron a su manera.

Tu decisión coincidió con una época en la que a varios de tus compañeros les picó el bichito de hacer algo por su cuenta. En ese sentido, ¿te da “miedo” que le tomen el gusto y que Bersuit quede en una pausa permanente?
(Risas) La verdad que después de 20 años de estar juntos con Bersuit, compartimos infinidad de situaciones: momentos de éxitos, gloria y diversión pero también otros de fracaso y dolor. Esta es una instancia nueva para la banda, que tampoco fue planificada. Si bien les picó el bichito, cuando yo les comenté a los chicos que iba a hacer mi disco, les dije que estaría bueno que ellos hagan los suyos también porque esto, de alguna manera, podría descomprimir. De esta forma, uno puede volcar muchas de sus inquietudes en ese lugar. Después vemos cómo sigue Bersuit.

Además, tocar con otros músicos también es una experiencia importante que da una nueva energía.
Personalmente, vengo juntándome con gente por fuera de Bersuit desde hace muchos años. Eso siempre está bueno porque te alimenta y genera oxigeno. Yo lo veo como algo positivo desde el punto de vista musical. Después, las cuestiones humanas es algo que tendremos que aprender a manejar. Si eso nos impide hacer lo que nos gusta, que es música, obviamente va a conspirar para lo que pueda producir Bersuit a futuro. Pero como te dije, la banda pasó por infinidades de instancias y las ha sabido llevar. No creo que esto sea un problema.

¿Cómo surgió la idea de invitar a gente como Palo Pandolfo, Flavio y Calamaro para el disco?
Trato de prestarles atención a los artistas que me gustan, como es el caso Calamaro o Palo. Cuando hay una relación, intento generar una amistad.

Está bueno que el factor humano acompañe al musical.
Eso tiene mucho que ver porque yo los llamo desde ese lugar. Aparte, son muy buenos músicos y podían responder a los planteos que yo les hiciera. En ese sentido estoy muy contento porque las participaciones fueron impresionantes.

Haciendo un poco de futurología e imaginando tu carrera solista, ¿tendría el mismo peso o protagonismo que Bersuit o se tendría que adaptar a sus tiempos?
Cuando empecé este proyecto ni siquiera consideré armar una banda porque no creí que Bersuit iba a parar y sabía que no me daba la energía para hacer las dos cosas. Pensaba que podía presentar el disco una vez y con eso conformarme. Después, cuando empezó lo de Gustavo [Cordera], quién también planteó que quería hacer lo suyo, empecé a ver que necesitaba otra cosa. A partir de ahí decidí darle prioridad a lo mío, lo cual es muy lindo porque empecé a encontrar un montón de cosas que en la banda, por alguna u otra razón, no se daban. Entonces, volqué muchas inquietudes que tenía en este trabajo nuevo. En cuanto a Bersuit, después se verá cómo se dan las cosas cuando vuelva. No sé bien cómo seguirá todo porque ahora estamos frente a un panorama nuevo. Hay que ir preocupándose por el día a día. Cuando planifiqué, me equivoqué.


*Esta nota salió publicada en el sitio de la revista G7, www.revistaG7.com

Entre penumbras

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Alejandro Burset
pasó del periodismo a convertirse en uno de los fotógrafos más destacados del mundo de la publicidad y la moda, trabajando también para prestigiosas publicaciones como AtEdge. Recientemente, su inquietud artística lo llevó a editar “Walking in the Shadow”, su tercer libro.

TEXTO MARTIN SANTORO

¿Cómo pasaste de ser periodista a convertirte en fotógrafo?
Fue por una circunstancia de la vida. En un viaje. Estaba realizando una entrevista y no habíamos ido con fotógrafo. Contratamos uno en Paris. La revista con la que trabajaba, tenía un estilo bastante especial. Y el señor que contratamos no nos entendía. Entonces le dije de inconsciencia. Le propuse que ponga la cámara en program y que yo las hacía. Desde ese día, me enamoré.

¿Qué fue lo que más aprendiste de tu experiencia como corresponsal?
Aprendí a estimular la creatividad. Tanto para conseguir los reportajes que eran difíciles, como para llegar a donde sea que fuese a tocarme para realizar el trabajo y poder tener una buena doble página como mínimo. Ese ejercicio me sigue acompañando aún hoy. Es como un juego. El día que se acaba esa práctica, uno empieza a morirse un poco.

¿Cómo conjugas las necesidades del medio con tu visión estética o artística?
La verdad nunca pensé en eso, de hecho soy de no intelectualizar lo que hago y dejarme llevar por las entrañas, por las vísceras. Creo que si lo que uno hace es auténtico, siempre va a tener un medio donde pueda ser mostrado. La prioridad siempre fue, es y será divertirme. Amo lo que hago y soy un afortunado de poder vivir de lo que me apasiona. Trato de ser siempre el mismo. Aunque, obviamente, tengo más libertad para mis proyectos personales que para un cliente. Pero la esencia es la misma.

¿Cuál es la diferencia entre un reportero gráfico y un artista para vos?
Creo que el reportero gráfico tiene la necesidad imperiosa de abrazar el presente para hacerlo historia, retratar la historia desde los acontecimientos. Mientras el artista se abraza del pasado, presente o futuro para transformarlo en lo que sea que le permita dejar salir a volar cada uno de sus sueños, sensaciones, emociones y miedos.

¿Qué te atrae de la fotografía de moda?
Cuando comencé con la fotografía, lo hice mirando fotógrafos de moda, me encantaba. Es como un mundo de sueños, donde uno puede jugar con los elementos más excitantes que existen… mujeres, luz, creatividad. Es un mundo donde todo puede ser un juego. Eso es lo que moviliza todo lo que hago, jugar.

Walking in the shadow presenta una estética de penumbras, lo cual parece una postura casi antagónica con la de un fotógrafo tradicional, que suele ir hacia la luz. ¿De dónde viene esa fascinación por las sombras, por la oscuridad?
Me fascina lo que se puede hacer con la luz, es increíble. De esa fascinación nació mi interés por las sombras. Alma gemela de la luz, una sin otra no podrían existir. Lo que más me apasiona sobre esto, es lo increíble que puede ser encontrar en las sombras, detalles. Descubrirlo solo, sin que a uno se lo muestren todo de un solo golpe. En la noche, las sensaciones se vuelven mucho más intensas. Es como si se generase una tención por lo que no se puede ver, por lo que está pero no vemos.
Igualmente, ninguna de mis fotos están realizadas de noche, todo está hecho de día. Es pura técnica fotográfica lo que lo transforma en lo que son finalmente. Una especie de proyección de un sueño.

Las fotos transmiten un sentimiento de abandono, oscuridad, marginalidad. ¿Qué te inspiró a la hora de crear esos personajes?
Todo tiene que ver con uno. Uno está ahí, por todos lados. No hubo una intelectualización de porque hacerlo, sólo lo deje salir. Nació como nacían y nacen día a día las ideas, las iba sintiendo y si me generaban esas cosquillas en las entrañas, era que tenía que ser.

¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
En todos los que pueda. En todos los que me saquen una sonrisa. Los que me generen esperanzas, los que me movilicen el corazón. Fotografiando globos rojos, mariposas monarcas, nubes de chocolate, barriletes de color, cometas, triciclos. Todo lo que sea que cuando termine el día, me recuerde que hacer lo que hago, es genial. Somos unos afortunados por vivir así.

Para conocer más sobre Alejandro Burset, visitar www.aleburset.com


*Esta nota salió publicada en el sitio de la revista G7, www.revistaG7.com