Hermosos perdedores

Como referentes de la escena emergente local, Los Peyotes hablan sobre su nuevo disco, de por qué es más fácil tocar en Berlín que en Mar de Plata y cómo se siente que tu novia se acueste con otro.




TEXTO MARTIN SANTORO

Entre aullidos guturales, bailes espasmódicos y ritmos frenéticos, Los Peyotes erigen la bandera del sonido garage anclado en el beat de los 60s. Acaban de sacar “Garage o muerte”, un disco que reafirma la impronta de la banda, con un sonido estridente y una lírica plagada de historias de desamor y reivindicación del marginal y feo. Este trabajo, grabado íntegramente en España, busca retratar con mayor fidelidad aquel contexto donde la banda realmente brilla: el vivo. La voz cavernosa de David Peyote se conjuga con la batería desenfrenada de Pablo Bam Bam, el bajo pulsante de Oscar Hechomierda, la guitarra filosa de Rolando Bruno y el teclado chirriante de Juan Roman Lemons para resultar en un descontrol escénico que contagia indefectiblemente a todas las huestes rockeras.

La banda acaba de volver de su primera gira por Méjico y cuarta consecutiva por Europa, habiendo tocado España, Holanda, Alemania, Italia, Austria y Francia. Allí cosechan una base de público fiel gracias al interés que despierta el género en el continente. Este viernes presentarán el nuevo disco en Niceto Club, además de estrenar vestuario y el videoclip del tema que da nombre al álbum, filmado en una fábrica abandonada de Avellaneda, “con armas, violencia y chicas muy lindas para compensar nuestra fealdad”, según cuenta David.

Llama la atención que una banda sin apoyo de una empresa discográfica ya haya podido llevar adelante su cuarta gira consecutiva en Europa. ¿Cómo se generó la posibilidad de ir para allá?

Rolando: A través de la canción “El humo me hace mal”, que se editó allá en vinilo por el sello Dirty Waters de Inglaterra. Por suerte, fue una especie de hit que se convirtió en un tema de culto gracias a que los DJs lo pasaban mucho. Después tuvimos una invitación del festival Funtastic de Valencia y ahí arrancó todo.

¿Qué es lo que más buscan lograr en los viajes?

David: Hacer dinero (risas). Igual, después gastamos todo en ropa, discos e instrumentos. En realidad está buenísimo conocer países, gente y ver si la escena de Peyotes creció. Todos los años es un misterio.

¿Sienten que el público allá es más receptivo a una propuesta como la suya?

Rolando Bruno: Sí, porque hay una escena, a diferencia de acá. Si bien somos los mismos de siempre, allá está muy dividido: por un lado está la movida surf, por otro la garage y así. Hay muchas más bandas y el público es más específico al género. Acá se mezclan todos con todos porque no hay tantos grupos ni gente.

¿En algún momento pensaron, dada la recepción positiva que tienen allá, hacer más que una gira e instalarse una temporada, por ejemplo?

David: Sí, pero estamos acá, tenemos laburos acá y somos de acá. Además, tal vez si viviéramos allá seríamos una banda más del montón.

Rolando: Acá cuesta ser sixties. Allá es fácil conseguir una ropita, las botitas, los instrumentos. Nosotros hacemos lo que podemos, entonces eso también tiene una nota de color. Nuestra ropa no es tan perfecta como la de ellos y se cagan de risa. Eso también entra dentro nuestro estilo porque nos encanta lo bizarro, como aquellas bandas peruanas de los sesentas que copiaban la estética de las inglesas con camisas de cafetero (risas).

¿Les cuesta volver?

Oscar: A veces es todo un tema venir de un festival lindo en Europa y volver acá para lidiar con los mismos roñosos de siempre, los productores, los managers y gente que tiene la idea de llevarse plata con nosotros. Allá te tratan muy bien; acá no hay tanto respeto.

David: Resulta increíble pero es más fácil tocar en Alemania que en Mar del Plata. En dos días te puedo conseguir un show en Berlín, pero no puedo meter ni uno en la costa. Es algo que no se entiende. En Europa sabemos que hay un piso de 150 personas, entonces vamos tranqui.

¿Cómo viven la movida local?

Rolando: No hay movida. Somos un grupo de bandas que compartimos fechas y escenarios, como con los surf y rockabilly, pero no lo siento como una escena.

David: En el caso del rockabilly creo que sí hay una escena, donde van todas chicas pin-up y los pibes más lookeados. Los de surf también van más con sus camisitas y eso. Nuestro público es onda nada, pero bien. Uno va con una remera de los Cramps, otro de zapatos y alguno como salió de la facultad. No se entiende bien de dónde vienen, pero al momento de tocar, los une la música. Nosotros siempre hablamos de evangelizar con nuestras canciones, pero evidentemente no lo estamos haciendo bien (risas).

Sin duda, uno de los mayores atributos de Peyotes es su show en vivo, siendo una banda súper enérgica arriba del escenario. ¿Les cuesta traducir eso al disco?

David: Es muy difícil. Imaginate que a la hora de grabar la voz, estás encerrado en una caja, más solo que nadie. ¿De dónde sacás la concentración mental para enloquecer?

Rolando: En estos últimos discos tratamos de grabar prácticamente todo en vivo. También buscamos permanentemente un sonido vintage. Por ejemplo, este último disco fue grabado en España, en un estudio completamente analógico, lo cual está buenísimo para nosotros.

Creo que el disco cumple un doble propósito: por un lado representa bien lo que es la banda pero al mismo tiempo invita al oyente a verlos en vivo y así completar la “experiencia Peyotes”.

Oscar: ¡Totalmente! Un show siempre va a ser más power, por las bizarreadas que hacemos. Somos muy cirqueros en ese sentido.

David: ¡Somos unos vende humo! (risas)

Oscar: Lo importante es que siempre pasa algo. Creo que si lo guionásemos, no saldría nada. Todo lo que hacemos es súper espontáneo.

En sus letras siempre reivindican al marginal, al feo, al deforme. ¿Por qué?

David: ¡Tuvimos una vida dura! (risas) Mucho resentimiento (más risas). El género en sí es de perdedores. Hay muchas bandas históricas con un solo hit o ni siquiera eso. Creo que hemos sido maltratados por la vida misma. Por eso es mucho más fácil cantarle al dolor que al amor. Comprometés más emociones. Sale así. No puse “El humo me hace bien”. Puse “mal”, porque está eso de sufrir siempre. Supongo que habrá tenido que ver con los grupos que escuché, que eran muy llorones, medio maricones. Hablo de Los Ángeles Negros, el primer Sandro y demás.

Pero también hay una dosis de violencia en ese resentimiento.

David: Mirá, la letra de “Demoler” de Los Saicos es lo más punk de lo punk. Nosotros tomamos eso porque nos gusta así. Tal vez cantar algo buena onda me haría ruido. Siempre está ese resentimiento del negrito con poder (risas). Además al feo siempre le va mal con las chicas. Es muy difícil ser feo.

¿Te sentís feo?

David: Todos fuimos dejados por chicas en algún momento, por culpa de ellas o de alguien, pero nunca por culpa tuya (risas). ¡No nos hacemos cargo de nada!

Si bien Peyotes lleva más de una década de ruedo, en los últimos años han logrado una continuidad y un reconocimiento muy importante. En este sentido, ¿qué es más difícil: hacerse un nombre o mantenerlo?

David: Sin dudas, mantenerlo.

Rolando: Yo no sé ni si lo hicimos (risas).

Rolando: Hay bandas infladas por la prensa que, después de un año, ya no sabés nada más de ellas. Pasan de estar en todos lados a desaparecer.

David: Es que a los periodistas les encanta andar descubriendo la próxima banda nueva y son esos mismos tipos los que después las bajan. No sé por qué es así, pero es bien adolescente. Al pibe que está saliendo al mundo del rock le gusta descubrir su banda, hacerla propia y cuando se masifica, la deja. Es como que a tu novia se la garchen todos. “No, yo te desvirgué así que sos mía, no da que estés con otros”. Me parece que mantenerse en el tiempo está bueno y por eso banco a gente como Boom Boom Kid, que nunca explotó masivamente pero siempre se mantuvo súper activo y la gente lo acompaña. Yo aspiro a eso: algo que me permita laburar y estar tranquilo. Nosotros vimos pasar muchos grupos que la pegaron un verano y después se quedaron.

¿Se sienten un referente para las bandas garageras que están empezando?

David: Muchas veces vienen chicos que están arrancando y nos preguntan sobre cómo hacer para sacar discos, comprarse instrumentos o irse a Europa a tocar, como si lo supiéramos todo. Siempre les digo que nada es imposible, que no se droguen, que estudien (risas), pero no sé. Si no puedo con mi vida, menos puedo con la de los demás.




*Esta nota salió publicada en el sitio de la revista G7, www.RevistaG7.com

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