Freak out!

Ácido, irreverente, bizarro, anárquico, desubicado, incómodo, rockero… ¿Cuántos adjetivos pueden describir perfectamente la obra de Gustavo Sala? Este historietista marplatense se ha ganado un lugar en las principales publicaciones del país a fuerza de humor deforme y absoluta ignorancia de las “reglas de etiqueta” de cualquier publicación.

TEXTO MARTIN SANTORO





Allí reside su genialidad: altas dosis de humor no convencional, espíritu punk y un absurdo inteligente (que no es lo mismo que “hacer cualquier cosa”) llevado a su máxima expresión. Este cóctel embebe lo cotidiano para resultar en un cambalache lisérgico que descostilla de la risa a quien se anime a adentrarse en su mundo.

Además, es una especie de terrorista gráfico que no para: sus trabajos descolocan en la revista Fierro, Rolling Stone y el suplemento NO de Página12. Ya editó la antología “Bife angosto” con Ediciones de la Flor (Quino, Liniers) y acaba de lanzar “Bola triste”, un segundo compilado con un lema en la tapa que reza, cual Groucho Marx del subdesarrollo, “Advertencia: incluye sexo extremo, violencia explícita y advertencias innecesarias”. ¿Acaso queda alguna duda?

Tenés un estilo y un sello propio; algo que hace que al ver un trabajo tuyo no haga falta fijarse en la firma para saber de quién es. ¿De dónde nace tu humor? ¿Cómo hiciste para desarrollarlo?
El estilo nace a partir de lo que a uno le sale y de las cosas que más te gustan, que empezás a meter en tu dibujo aun sin proponértelo. Yo me ubiqué en un lado del dibujo de humor más grotesco o deforme por dos razones: primero porque me gusta y segundo porque me cuesta un huevo el dibujo realista, académico, donde no la podes pilotear y si dibujas para el orto la figura humana estas hasta las bolas. ¿Estoy usando un léxico inconveniente para esta revista? Espero que no, ¡carajo!

¿Sentís que hoy en día definen tu humor como “absurdo” porque no saben bien cómo catalogarlo? Si bien todos los rótulos son odiosos porque, inevitablemente, condicionan al receptor antes de ponerse en contacto real con la obra, ¿hay alguno que sientas que puede reflejarte fielmente?
No esta mal el rotulo de “absurdo” aunque no creo que me identifique en todo lo que hago. En todo caso, prefiero que me rotulen como “gracioso”. Es mucho más difícil ser “gracioso” que ser “absurdo”.

¿Cómo probás si algo es gracioso? ¿A esta altura, te das cuenta solo del potencial humorístico de un chiste o ya estás tan metido que acudís a otros para medirlo?
A veces pierdo el foco completamente sobre mi propio trabajo y, mirando una tira bocetada, me parece al mismo tiempo una idea copada que funciona y una reverenda pelotudez sin ninguna gracia. Para eso están mis amigos Quique, Pablo y Juan, a quienes les paso los bocetos que están “en duda” y, según sus devoluciones, los encaro para dibujarlos a full, me guardo la idea para cuando le encuentre la vuelta o simplemente las tiro ala mierda.

Debe ser muy difícil lograr que, después de tantos años, tu humor no se vuelva redundante y se agote. ¿Sentís que lo deforme/absurdo (otra vez esos rótulos…) te ayuda a eludir eso? ¿Se puede llegar a un punto donde ese lime también se vuelve previsible?
Por supuesto, todo el tiempo se puede ser redundante y caer en los mismos trucos o recursos una y otra vez. Muchas veces se me ocurren cosas que, haciendo memoria, me doy cuenta de que ya las había pensado años atrás. La memoria es así: miserable. Por eso siempre hay que tratar de hacer lo que a uno le sale y trabajar en un terreno cómodo y conocido. A la vez, es igual de importante pensar con otra perspectiva, metiendo elementos nuevos o tratando de encarar las estructuras de otra manera para ver si, de pedo, aparece alguna idea nueva.

Contame sobre tu método de trabajo. ¿Esperás que te llegue la inspiración o la vas a buscar?
La paso a buscar por la casa. Le toco timbre y ella baja, pero la mayoría de las veces esta toda sucia, desarreglada y demacrada. Con una inspiración así no se puede salir a la calle. Hay que esperar que aparezca una un poco más presentable y ahí sí, abusar de ella sin piedad… pero a veces hija de puta tarda muchísimo en aparecer y hay que tomarse muchos cafés y morder muchas biromes en la aburrida y desesperante espera.

Más allá de los guiones, desarrollaste un estilo de dibujo muy personal que se complementa perfectamente con el espíritu de tu humor. ¿Quiénes fueron tus influencias en eso?
De chico me volvía loco con las historietas de Carlos Nine en la “Humi”. También fueron una gran influencia los dibujantes de la revista MAD y autores de acá como “El niño” Rodriguez, Pablo Fayo, Dany Theo, Esteban Podetti y otros, que juntos hacían la excelente revista “¡Suélteme!” a fines de los noventas.

¿Cómo conociste a Humberto Miranda, tu colorista? ¿Qué sentís que aporta a tu trabajo? …¡y no digas “el color”! (risas)
A Beto lo conocí en una charla que dio Rep en Mar del Plata en 1993. Con Humberto y varios más hicimos tres numero del fanzine “Mar negro” y ahí empezamos nuestra amistad comiquera que sigue hasta hoy. Un día, en el 2005, tenía que pintar un trabajo digitalmente y, como yo no tenía ni computadora ni idea, le sugerí a Beto que lo hiciera (porque tenía las dos cosas). Justo a partir de eso empiezan a salir colaboraciones para medios como Genios y Pagina 12, donde las tiras tenían que ser a color. Humberto aporta su mirada y su paleta. A veces una página cambia muchísimo con el aporte del color, así que es una mano más que refuerza el trabajo que uno hace.

¿Estar en medios masivos y populares como la Rolling Stone y Página12, por ejemplo, te condicionan (aunque sea internamente) a la hora de trabajar?
Debo decir que ni en Rolling Stone ni en Pagina12 tuve jamás problemas de censura ni algo parecido. Todo lo contrario: puede irme al carajo más de una vez y publicar tiras o viñetas que pensaba que no iban a salir. Las pocas veces que me “sugirieron” cambiar algo era porque eran malas… y las cambie, claro, ¡por otras peores!

¿Cómo decidís qué ideas o material va para cada publicación en la que trabajás?
Cada medio tiene un tono y un “discurso” o “estilo”, así que ya sé para qué lugar sirve mejor determinada idea. Además, uno se pone mentalmente en el medio para el que trabaja a la hora de pensar una tira. En Fierro, por ejemplo, no hay casi comentarios sobre rock o “cultura joven”, que sí aparecen seguidos en la tira del suplemento NO de Pagina12, por ejemplo.

¿A qué se debe que muchos de tus personajes tienen como nombre una versión distorsionada del de otra persona (famosa)?
La mayoría de las veces, los nombres para las tiras o los personajes son solo caprichos míos o chistes internos con amigos o conocidos. A veces sí aparecen personas reales como Cerati, Fidel Nadal o Spinetta porque me divierto tontamente usando nombres de periodistas, escritores o músicos.

Dado que estás en casi todo el proceso de tus tiras, ¿podrías escribir para otro dibujante o dibujar para otro escritor, o sentís que la obra entera tiene que salir de tu cabeza?
Me siento más cómodo como autor completo, haciéndome cargo de la idea, el guión y el dibujo. Escribí para otros dibujantes, como en “Lolypop”, por ejemplo, que dibujaba Lucas Varela para la revista dominical de La Nación hace tres años. También dibujé guiones de otros, como “Torni”, con guiones de Trillo y Maicas, para la revista Genios. Es un trabajo que uno hace desde otro lugar, formando parte de un proyecto en colaboración, que es bastante diferente en la forma de trabajo a la que uno está acostumbrado (o “malacostumbrado”). Escribir para otro dibujante tiene la ventaja que no te volvés loco plasmando una escena complicada. Lo malo de dibujar guiones ajenos es que… ¡hay que saber dibujar! (risas)

Ciertamente estás ganando popularidad. ¿Qué sentís que busca el público en tus tiras que no encuentra en otro lado?
Popular es Nik. Yo espero que la gente encuentre a mis tiras graciosas y personales, y que también se puedan enganchar con el dibujo en sí. Uno trata de ser lo mas personal posible. En eso estamos.

La escena parece haber cambiado mucho desde tus inicios. ¿Pensás que en los últimos años se ha dado una especie de “revalorización” del humor gráfico y la historieta o es solo una ilusión?
La “revaporización” de la historieta y el humor gráfico es muy relativa. Es verdad que el panorama es muy diferente al de diez años atrás. Hoy los grandes diarios sacan colecciones de historieta, desde Patoruzito al Corto Maltés, pasando por Spider Man y Maitena. En algunos medios que no son “del palo” también aparecen reseñas de revistas o libros de historietas. Además, editoriales como Sudamericana sacaron libros de cómic como “El síndrome Guastavino” de Lucas Varela y Carlos Trillo. También aparecieron muchas editoriales chicas pero serias que editan muy bien como es el caso de Locorabia, Moebius, Thalos, etc. A pesar de esto, sigue sin haber revistas de historietas argentinas nuevas todos los meses en los kioscos, salvo la Fierro y la Comic.ar. Ni hablar de que la historieta se sigue pagando poquísimo.

Además de las historietas, has tenido varios proyectos en otras áreas. ¿Qué te aportó estar en una banda como Dentistas tristes, realizar una obra como Afeitándose en Alemania, estar en el éter con Maldita radio, etc.? ¿Ahí canalizás otras vetas creativas que escapan a la historieta?
Sí, la historieta es un medio hermoso pero a veces dibujar y escribir se hace largo, solitario y aburrido, así que trato de hacer otras cosas como música y radio donde entran en juego elementos totalmente opuestos al cómic: la velocidad, la improvisación, el hecho de estar en vivo, la voz, el sonido… Me divierte hacerlo y me hace tener más ganas de volver a dibujar solo y en silencio después de pasar vergüenza arriba de un escenario.

¿Qué proyectos tenés para este año?
Estoy terminando de completar “Amasala”, un libro que recopila material viejo mío de fines de los noventas y principios de los dos mil, junto con cosas del año pasado y otras inéditas. Lo edita Moebius, que son los mimos que sacaron mi último libro, “Bola triste”. Tiene que salir en abril para presentarlo en la Feria del Libro de Buenos Aires. También debería salir “Bife angosto 2″ a mediados de año. Además, este año sale mi primer libro en España, compilando las dos series que hice para la revista Fierro (”El baño” y “Violeta macho”) mas algunas historias cortas.

¿Qué consejo le darías a alguien que está arrancando?
Le diría que no se caliente tanto por copiar a algún dibujante que le guste mucho y que se preocupe más por encontrar un estilo de dibujo y de guión que le guste y en el que se sienta cómodo. Muchas veces el “estilo” de un dibujante sale a partir de las mismas limitaciones gráficas. Un estilo minimalista y simple puede ser mucho más emocional y personal que un dibujante superdotado en lo académico.

Nos ponemos un poco apocalípticos… Suponiendo que los Mayas tienen razón, ¿cómo querés que te encuentre el 2012?
Sentado.

¿Qué te gustaría que diga tu tumba (urna, caja de cartón, bolsa de consorcio o donde sea que vayas a parar)?
“No te doy la mano porque estoy muerto”.

Unas cortitas…

Tres discos:
“Doolitle” (Pixies), “Peluson of milk “(Spinetta) y “Bipolar” (Cuarteto de nos)

Tres películas:
“El milagro de P.Tinto” (Javier Fesser), “Old boy” (Chan-wook Park), “American Splendor” (Robert Pulcini y Shari Springer Berman).

Tres cosas que te molestan mucho:
La tarjeta magnética de bondi en Mar del Plata, engordar y que me cueste dormir la siesta.

Tres cosas que te alegran el día:
Los alfajores, los helados y los alfajores helados.

¿Últimas palabras?
Esas dos.





*Esta nota salió publicada en el sitio de la revista G7,
www.revistaG7.com


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