La fiesta interminable

Las Fiestas Clandestinas se convirtieron en uno de los fenómenos más notables de la cultura joven porteña de los últimos años. En plan de autogestión absoluta, convocan a 3000 personas todos los fines de semana y siguen en constante crecimiento. Hablamos con con Achu Jelin y Eduardo Sempé, sus creadores.

TEXTO MARTIN SANTORO





¿Cómo surgió la idea de las Fiestas Clandestinas?
Comenzamos organizando las Fiestas del Bonete y las TNT. Las hacíamos en lugares poco convencionales donde combinábamos buena música, elementos circenses, gente linda, cerveza libre y un ambiente relajado. En un momento decidimos juntar fuerzas y armar la Fiesta Clandestina. Nuestro único objetivo era generar un espacio como los que teníamos, con entrada popular, buenas bandas de música, espectáculos de circo y por sobre todo, que la gente encuentre un lugar seguro y divertido. De ahí surge el slogan “Nada debería estar prohibido”: somos todos iguales y cada uno puede hacer lo que quiera mientras no moleste al de al lado.

¿Por qué consideran que se popularizaron tanto?
Principalmente porque la entrada es barata. Las fiestas grandes cuestan $20 y las más pequeñas $15 o $10. Además, siempre se realizan en lugares completamente habilitados con todos los servicios como corresponde. Generalmente toca una banda, ves un show de circo y bailas toda la noche. Como si fuera poco, la barra es económica y, por sobre todas las cosas, te tratamos bien. Nos dedicamos mucho a que la gente este contenida por nosotros, los organizadores. Ante cualquier cuestión estamos presentes y damos la cara. Eso la gente lo nota y es fundamental.

¿Sienten que apuntan a un público que estaba descuidado?
No se si descuidado es el término correcto. Ciertamente es un público que quiere divertirse sin prejuicios y sin que nadie los moleste.

¿La gente tuvo una aceptación inmediata?
Definitivamente. Es una propuesta muy tentadora y distinta al resto. Además, ya teníamos una base de público con las Fiestas del Bonete y las TNT.

Aproximadamente, ¿cuánta gente asiste a cada fiesta?
A la edición que hacemos todos los sábados (en Sarmiento 777) asisten entre 700 y 900 personas. Las realizadas los viernes o feriados en el Teatro de Flores, 2000.

Uno de los atractivos fundamentales de las fiestas son las bandas que tocan, ya que uno puede encontrarse con grupos de primera línea como Massacre y Kapanga, y otras no tan conocidas. ¿Con qué criterio eligen?
Por sobre todo, son bandas que nos gustan. Lo más importante para nosotros es que tengan un balance de buena música y buena onda.

Con la entrada a un precio tan accesible, ¿cómo hacen para mantener los costos?
Nosotros buscamos ser populares sin olvidarnos de la realidad que vivimos. Por mas que tengamos ganas, no podemos cobrar una entra que la gente no pueda pagar. A veces hacemos fiestas sabiendo que el saldo económico de la noche va a ser muy bajo o nulo, pero no importa porque toda nuestra gente trabaja y para nosotros eso es importante. No es que hacemos caridad, pero es algo que tenemos en cuenta. De todas formas, por suerte nos va bien. Trabajamos mucho y ganamos lo suficiente como para poder seguir haciendo esto que nos gusta tanto: vivir de fiesta.


*Esta nota salió publicada en el sitio de la revista G7, www.revistaG7.com

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