Pez cumplió 15 años y lo festejó en La Trastienda. Pronto, algo en frío. Por ahora, la emoción cruda.
Sonido incandescente. Canciones estoicas, heroicas, utópicas que golpean en el pecho, penetran la corteza y reverberan en el cráneo. Vértigo. Fuerza. No hay forma de amortiguar la explosión. Tampoco ganas. He ahí la poesía. Contagio inminente e inmediato. Acordes que erizan hasta al más anónimo rincón de la nuca. El ritmo y la fuerza apelan al inconsciente, a lo primal, a la tierra... la poesía a lo conciente, a lo eterno, a lo etéreo... Luego, una tremenda carga de adrenalina se convierte en nuestra orgullosa coraza y motor a la hora de salir del capullo embrionario y volver a hacerle frente a la ciudad y a la vida, que marca el pulso con momentos así. Frágilinvencible.
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22 de diciembre de 2008, 15:36
Increíble recital... yo estuve ahí. Lástima que no nos cruzamos.
Estuvo bueno de punta a punta, pero el tema de Alemndra con Emilio del Guercio me mató.
abrazo