Nueva corriente

Después de tres años de silencio discográfico, acaban de editar “El río”, un álbum que los acerca al oído popular pero sin perder un ápice de personalidad. Desde un viejo bar de Congreso cuentan cómo es vivir con un pie en cada orilla.





TEXTO MARTIN SANTORO

Puedo ser el mejor, despeinado y maricón / o puedo ser muy normal, yendo siempre hacia ningún lugar / pero no te olvides que nunca dejo de ser yo” canta Gori, líder de Fantasmagoria en “Fósforos mojados". Así, el ex Fun People –uno de los compositores más ilustres de nuestro under– parece escapar a cualquier casilla en la que se lo quiera meter. Lo mismo ocurre con su actual banda, que luego de una década de vida sigue siendo un “bicho raro” en la escena local.

Tras años de formaciones itinerantes, el grupo se parece haber asentado definitivamente con Gori (Carlos Loncharich según sus documentos) en guitarra acústica, Ignacio Birzuela en batería, Juan Cruz Zaballa en bajo y Sebastián Volco en teclados. Si bien cada uno aporta su lenguaje, no dudan en afirmar que se alinean detrás de un “sonido Fantasmagoria” que envuelve todo y elude cualquier clasificación. Sí: canaliza un espíritu sesentista con la psicodelia de los tempranos Pink Floyd, la elegancia de The Kinks, el groove desfachatado de los Rolling Stones y las armonías de los Beach Boys. Eso y mucho más. Sin embargo, la identidad no está anclada en postales de antaño y que, por sobre todo, hay un contenido que pesa más que las formas. “Mientras esté claro lo que dice la canción y suene como tiene que sonar, no me calienta definirlo. Lo importante es la personalidad y que el disco sostenga una línea” explica Brizuela.

Históricamente, el grupo abrazó el dogma de la autogestión más por necesidad que por orgullo. Hace un tiempo, tan cansados de propuestas leoninas de las discográficas como de hacerse cargo de sacar material por su cuenta, habían decidido suspender su usina compositiva, con un disco entero casi terminado a la espera de una mano que ayude. En medio de ese lánguido suspenso apareció Bingo!Records con una propuesta que reactivó el proyecto y trajo a Pablo Romero (de Árbol) como productor para arrancar de cero. Bajo esta premisa, conjugaron material de todas las épocas y armaron otro repertorio, que condensa las múltiples aristas de su música.

Con desconfianza, encomendaron en Romero la tarea de plasmar la esencia de las canciones y, al mismo tiempo, hacerlas “populares”. “Al principio dudamos un poco porque nunca habíamos trabajado de esa forma y teníamos miedo de qué iba a hacer un productor con nosotros, a ver si terminábamos siendo Airbag o algo así. Por suerte después nos cerró el orto a todos y se lo dijimos”, admite Gori. No hay duda de que su aporte se siente en un sonido pulido, pulsante y más enfocado. Basta escuchar la reencarnación del tema que da nombre al disco –ya lo habían grabado en el EP Abracadabra, de 2007– para comprobar cómo una buena canción puede devenir en un perfecto y merecido hit.

Si bien la salida de “El río”, grabado en apenas cuatro días, puede tomarse como un salto hacia una posible masividad, el cantante y guitarrista es más prudente: “Lo siento como un paso más, aunque uno largo, como una zancada, porque tardó mucho en salir entonces fue como un alivio”. Tal vez por eso la meta no sea la masividad sino subir la apuesta. “Sería buenísimo que este disco funcione para llegar al próximo y poder agarrar todo el material que tenemos en la sombra: que destapone”, sueña Gori, mientras que Volko, tan en broma como en serio, sintetiza: “Que fluya… y que llegue al mar”.



*Esta nota salió publicada en la edición de julio 2010 de la revista G7

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